El síndrome de la mujer "inaccesible": lo quiere todo, pero no ofrece nada
¿Dónde quedó la reciprocidad? ¿En qué momento se volvió normal pedir sin revisar qué estoy dispuesta a ofrecer?

Hay algo que me encuentro en consulta cada vez con más frecuencia: mujeres, solteras o casadas, que exigen un hombre "con todas las de la ley".
Que tenga dinero, que sea detallista, trabajador, emocionalmente disponible, espiritual, caballeroso... y la lista sigue. Pero cuando me siento a conversar con ellas, hay una pregunta que incomoda: ¿y tú, qué estás aportando a esa relación que tanto idealizas?. ! Claro, no todas hacen esto.!
Entendamos algo, no por "ser mujer" lo merecemos todo. Ser mujer no es un boleto automático al amor incondicional ni a la provisión absoluta.
Creo que se nos ha vendido la idea de que mientras mas inaccesibles nos hacemos tenemos mas valor, y nada tiene que ver con eso. Y sí, tú mereces ser amada, cuidada, respetada.
Pero también él. También ese hombre que tanto deseas merece y quiere una compañera que sume, no solo que consuma; que inspire, que lo valore y lo trate como que importa, no solo como un pasaporte a mejorar su vida.
¿Dónde quedó la reciprocidad? ¿En qué momento se volvió normal pedir sin revisar qué estoy dispuesta a ofrecer? No se trata de dar lo mismo en cantidad, ni del famoso 50/50 que nada suma a una relación, pero sí en intención, compromiso y presencia emocional.
El amor maduro se construye de a dos, no se mendiga ni se compra. Si tú solo estás esperando que él sea el proveedor, el emocionalmente estable, el fuerte, el que tome la iniciativa, el romántico... mientras tú solo estás ahí, exigiendo, quizás estás más cerca quedarte sola con tu fantasía que de la realidad.
Mírate con honestidad: ¿estás preparada para ofrecer lo que pides? Porque el amor verdadero empieza cuando dejamos de exigir desde la carencia y comenzamos a construir desde la conciencia.